LA LESIÓN: evento relevante en la biografía del deportista
El deportista está habituado a convivir con el esfuerzo y el sacrificio diario, con los triunfos y las derrotas que, a modo de bucle inacabable, se suceden a lo largo de la temporada, e igualmente preparado para aceptar e incluso confraternizar con el estrés de la competición. Diríamos que es su hábitat natural.
La lesión supone para muchos una realidad desconocida, un período de inactividad y en muchos casos de incertidumbre. Se trata de una realidad compleja en la que interaccionan el factor puramente físico (dolor y disfunción-tratamiento conservador o quirúrgico) con otros factores como el psicológico, social, laboral o económico. El deportista no está preparado para salir del foco de la escena, para apartarse, a veces durante muchos meses, de su modus vivendi. La inactividad mata al deportista. El abordaje de esta lesión deportiva y su recuperación debe ser multidisciplinario.
MEJORANDO EL TRATAMIENTO
Como médico especialista en Medicina Deportiva, mi rol principal consiste en el diagnóstico, tratamiento (conservador cuando es posible) y diseño del proceso de rehabilitación y readaptación, integrando terapias, momentos más adecuados de aplicación y profesionales especializados para sumar todos y acortar con la mayor seguridad posible las fases de recuperación del deportista.
En este intento de mejorar la rehabilitación (médica y fisioterápica) es importante explorar vías que ayuden a complementar la recuperación física de la lesión y psíquico-emocional del deportista.
- Nutrición: Es posible actuar sobre la alimentación del deportista incrementando el aporte de proteínas o hidratos de carbono según la fase de la recuperación funcional de la lesión y aportando siempre un equilibrio entre los nutrientes que optimicen el estado nutricional del paciente y mejoren su condición física.
- Suplementación: La alimentación y la hidratación son pilares básicos tanto en la salud como en el rendimiento y recuperación de los deportistas. Pero a veces no son suficientes para obtener los avances o los resultados adecuados para rescatar, por ejemplo, la masa muscular perdida tras una ligamentoplastia de LCA. De ahí que a veces usemos suplementos nutricionales o ayudas ergogénicas que complementen el trabajo físico de recuperación.
- Estrés: Siempre digo que “el inicio de la recuperación EMPIEZA en el mismo momento de la lesión”. Frecuentemente las necesidades emocionales de los pacientes resultan insatisfechas por la medicina actual. Enfrentarse a una cirugía, a un examen doloroso, a una larga inactividad o a una rehabilitación incierta, son momentos cargados de ansiedad y EXIGEN añadir a nuestro trabajo una dimensión más emocional. El estrés y la ansiedad peri y postlesional generan alteraciones psicológicas, inmunológicas, vulnerabilidad a las infecciones, retardo y/o recaídas en la recuperación. Es necesaria la implementación de estrategias de recuperación que permitan afrontar el estrés psicofísico que genera la lesión y su tiempo de recuperación.
- Sueño: El sueño es un estado reversible en el que el individuo se desconecta perceptivamente del exterior (Krueger et al, 1999) favoreciendo su descanso motor y su restauración física y mental. Los deportistas suelen requerir un mayor tiempo de sueño al precisar una mayor recuperación biológica por la fatiga, el estrés y el daño muscular ocasionado por la actividad deportiva
El valor del ozono en la mejora del tratamiento perilesional
Un buen diagnóstico, un buen tratamiento y una buena rehabilitación fisioterápica son esenciales en la plena recuperación de una lesión deportiva. Acabamos de explorar otros factores que pueden ayudarnos también a mejorar y acortar ese proceso de rehabilitación. Pero sin duda, el tratamiento con ozono es a mi juicio uno de los pilares que puede diferenciar y añadir un extra al trabajo de rehabilitación y recuperación de un deportista lesionado.
El ozono médico es una mezcla de ozono (5%) y oxígeno (95%) que se obtiene a partir de O2 medicinal por medio de una descarga eléctrica mediante un generador de ozono médico homologado. Las dos vías de aplicación más común que se pueden utilizar en la recuperación de las lesiones deportivas son la sistémica (endovenosa indirecta-OSVEI o rectal) y la local (infiltraciones musculoesqueléticas)
Algunos de los mecanismos de acción biológica y efectos terapéuticos del ozono por vía sistémica pueden resultar muy interesantes en el proceso de recuperación de un deportista lastimado. El ozono médico se comporta como un agente modulador de la respuesta inmune, por lo que puede ayudar a controlar el riesgo cierto de vulnerabilidad inmunológica a la que se ven sometidos muchos de estos pacientes. De igual manera, los efectos secundarios de buena parte de la medicación aplicada en las primeras fases de la lesión pueden ser atenuados con un preacondicionamiento o un tratamiento coadyuvante con ozono médico, dado el carácter del mismo como regulador metabólico. Los amplios éxitos en patología vascular de la OSVEI y la acción del ozono sobre el metabolismo del oxígeno con el aumento de 2,3-DPG y el desplazamiento de la curva de disociación de la oxihemoglobina a la derecha alientan a pensar en una mejora de la recuperación de las lesiones musculoesqueléticas por el incremento de la oxigenación periférica.
Por vía local, mediante infiltraciones, el ozono puede ser útil en diferentes fases de la recuperación al igual que en cualquier proceso crónico traumatológico. Este tipo de aplicación se realiza a una concentración y volumen variable (5-30 mcg/ml y 5-20 ml dependiendo de la articulación y patología a tratar). Se pueden realizar infiltraciones a nivel de columna (paravertebrales, facetarias o discólisis), a nivel articular o en lesiones tendinosas (incluidas las calcificantes), ligamentosas o musculares. Presentan efecto antiinflamatorio y analgésico, y a nivel articular producen una diástasis que puede ser útil en diversas ocasiones. Las ventajas de estas infiltraciones que nos pueden acelerar el proceso rehabilitador vienen de su bajo riesgo de infecciones, no producen atrofia ni despigmentación de la piel, ni depósito de cristales, no debilitan los tendones ni los ligamentos, se pueden repetir de manera múltiple, y pueden aplicarse en pacientes diabéticos, hipertensos, inmunodeprimidos, osteoporóticos o incluso con procesos infecciosos sistémicos concomitantes.